Sonic Youth fue una de las bandas más influyentes del movimiento “No Wave”, contraposición al movimiento “New Wave” nacido en Europa con bandas como New Order.
Todo habría sido una historia de corrientes musicales de no ser porque hubo un evento que lo cambió todo: el asesinato doloso de al menos cinco menores de edad.
Myra Hindley fue una chica regular —por no decir excepcional— que desempeñó una carrera académica y deportiva brillante, que de no ser por la pobreza, y sobre todo la violencia intrafamiliar que sufrió, habría destacado en el circulo académico de Manchester, pues ella y todos a su alrededor tenían la esperanza de que ella saliera de ese infierno al que llamaba cotidianidad.
Todo cambió un día en que ella perdió a su mejor amigo a los trece años, pues este la invitó a nadar en un río cercano a su vivienda ya que ella era muy buena nadadora y él no; cita a la cual ella no acudió y su mejor amigo murió ahogado.
Myra no vuelve a ser la misma, siente culpa, siente dolor. Se refugia en la religión y comienza a visitar las iglesias todo el día, todos los días, comienza a encender veladoras por las calles, en el río, en donde puede, además abandona cualquier interés académico y deportivo, solamente le interesa acabar con su carga moral.
Tras buscar y conseguir diversos trabajos, consigue uno en una planta química donde todo cambiaría para ella, conocería a Ian Brady, su gran amor compulsivo y artífice del resto de su vida: Ian, un sujeto malintencionado, con antecedentes penales por delitos menores como violencia, robo, agresión contra animales, peleas e incluso, algunos intentos de agresión sexual.
Ian al inicio no muestra ningún interés por Myra, aunque ella desarrolla una relación obsesiva con Ian. Todo cambia un día que Myra convence a Ian de salir juntos , se emborrachan y esa misma noche se hacen novios.
Ipso facto, Ian comienza a mostrarle sus retorcidos gustos y pasiones a Myra, la introduce a un mundo de violencia física, psicológica y sexual, a la ideología Nazi, las películas ultravioletas y el sadomasoquismo.
Poco a poco y a través de materiales diversos, Ian logra entrar en la cabeza de Myra, convirtiéndola en su seguidora, haciéndola participe de distintos rituales violentos hasta que convierte a Myra en su esclava —sobre todo— sexual.
En 1963, ambos comenzaron una carrera criminal en la cual llevaban, golpeaban, violaban y torturaban a jóvenes en un terreno baldío —y aunque el papel de Myra inició como algo secundario, como mera carnada para atraer a sus víctimas donde Ian se encontraba, creció hasta no poder hacer una clara distinción entre los actos de Ian y ella— la cúspide de la perversión humana.
Pero todo cambiaría para estos dos cuando una noche de 1965, durante el último asesinato, Myra en vez de llevar a Ian y a su víctima a un lugar abandonado como era costumbre, los llevó a su propia casa.
Mientras Ian se encontraba agrediendo, violando, torturando y asesinando a un adolescente, algo salió mal; en ese momento se hallaban en casa la hermana de Myra, Maureen y su novio David Smith.
Mientras Maureen y David se encontraban tomando el té escucharon gritos y, atónitos, vieron a un adolescente totalmente aturdido bajar las escaleras; en ese momento aparece Ian con un hacha y de un golpe tajante lo asesina, la sangre se esparce por toda la sala, Maureen y David no pueden creer lo que han visto.
David escapa de la casa y va hacía la policía, donde les cuenta que Ian acaba de asesinar a un adolescente con un hacha, y aunque en un inicio la policía no lo tomó demasiado en serio, al llegar a la casa y ver a Ian bañado en sangre y su alrededor se dieron cuenta que era todo menos una broma.
Al subir a investigar el cuarto, la policía se encuentra con el elemento clave del caso: un diario, escrito por el puño y letra de Myra, en el cual relata de una manera enfermiza cada detalle de cada uno de los asesinatos, explícitas fotografías y grabaciones, en las cuales podían escucharse los gritos y suplicas de las víctimas, hasta el último suspiro donde suplicaban por sus vidas.
Myra e Ian son arrestados y esa misma noche Ian confiesa —entre risas, y carcajadas— el asesinato de 5 adolescentes de entre 10 y 17 años, orgulloso de sus actos y de los asesinatos que cometió, Ian nunca se arrepintió de ellos.
El 29 de abril de 1966 se lleva a cabo el juicio en contra de Myra e Ian, como testigos acuden Maureen y David, quienes fueron los encargados de terminar con la carrera delictiva de esta pareja tan más peculiar, los cuales fueron sentenciados a cadena perpetua por los conocidos como “Moors Murders”.
El 15 de noviembre del 2002 Myra Hindley muere a causa de un ataque cardiaco tras una enfermedad de pulmón; por su parte, Ian Brady en 1985, tras 19 años de prisión, es declarado mentalmente insano y es trasladado al hospital psiquiátrico de Ashworth, dónde —a pesar de sus diversos intentos de suicidio, los cuales fueron impedidos a toda costa— pasaría el resto de su vida hasta que finalmente el 15 de mayo del 2017, a los 79 años de edad, muere a causa de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Nunca sabremos que ocurrió durante la noche del último asesinato, pues este no fue bien documentado por Myra y todo lo que sabemos es lo relatado por Myra, Ian, Maureen y David, lo que sí sabemos es que al llegar al juicio, un intrépido fotógrafo logró retratar la imagen que años más tarde se convertiría en la portada de uno de los discos más importantes de la historia del Rock: Goo de Sonic Youth.
“What she does best is stand and stare”.
—My friend Goo, Sonic Youth
https://open.spotify.com/album/5iYYQwB0oH9FVyVlaOXZdr?si=7tb204uLTqGVWlpEmhklsw
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