Hace cuatro años y medio, tomé una de las decisiones más importantes en mi vida y aunque , en teoría, es algo en lo que te desenvolverás profesionalmente por el resto de tus días, y con tan solo 18 años, decidí estudiar “Ciencias de la comunicación”.
No les voy a mentir, el hecho de estudiar una licenciatura es una experiencia increíble, durante ese tiempo conocí muchos lugares, salí muchas veces de mi zona de confort, descubrí nuevos gustos y por supuesto conocí muchas personas, y aún que siempre he pensado que el futuro es un albur, no cambiaría lo vivido por nada.
Aquí ya he escrito sobre el miedo que me da vivir nuevas etapas, pero también considero que soy una persona que se adapta fácilmente a los cambios, que le gusta aprender sobre temas que le apasionan y disfruta poner en práctica lo aprendido.
A grandes rasgos coincidí con una generación muy competitiva por naturaleza, siempre buscando tener los mejores proyectos o mejores creaciones, todo esto de forma muy sana repito, y esto ocasionó que me exigiera cada vez más académicamente.
Creo que mi asombro se ve reflejado cuando doy un paso atrás y puedo admirar todo lo vivido y lo aprendido en los últimos cuatro años, son tantas las anécdotas y las vivencias que no terminaría de contarlas y son tan variados los sentimientos que no caben dentro de mi. De igual manera no terminaría de agradecerle a mi familia, a los amigos que se convirtieron en familia y a los profesores que le imprimían su pasión a lo que hacen, más que nada este escrito es una fuga de todo lo que siento y no pude decir en voz alta frente a todos los que pensé cuando comencé este recorrido, por la situación sanitaria actual.
Pero de algo estoy seguro y cómo mi recomendación más consciente es que si ,tienen la oportunidad o la intención de estudiar la universidad lo hagan sin miedo, que habrá tropiezos, malos ratos y momentos en los cuales no sabes por qué estás haciendo las cosas, también existen grandes aventuras, platicas en las cuales te ahogas de la risa y momentos donde no cabes de felicidad.
Felicito y abrazo fuertemente a mis compañeros de generación, principalmente a Itzel, Dennia, Alin y Davo, y agradeceré eternamente por la vida a mi madre Remedios Aguilar y a mi hermana, por crear al hombre que soy el día de hoy.
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